Quiero compartir con ustedes algunas de mis experiencias en Auckland, Nueva Zelanda. Para comenzar voy a hablar un poco de cómo era mi vida en Colombia para luego compararla con mi vida hoy en día en Nueva Zelanda.
Toda mi vida he vivido en Bogota, Colombia con mis papas y mis hermanos. Mis papas se han esforzando para siempre darnos el mejor ejemplo a seguir, así como consejos y excelente educación para una vida exitosa. También se han encargado de ayudarnos con todo, para vivir cómodamente y sin ninguna preocupación.
Así como gran parte de las familias colombianas en casa tenemos una señora que se encarga de hacer el aseo, cocinar y lavar la ropa, por lo que nunca me interesé en aprender algunas de estas cosas. Simplemente era llegar a la casa y encontrar en el closet la ropa doblada y limpia, la comida servida lista para calentar en el microondas.
Al llegar a Nueva Zelanda, las cosas cambiaron radicalmente. Llegué a Nueva Zelanda a compartir apartamento con personas que no conocía, además de ser de culturas diferentes y nuevas para mi (kiwi, filipinas y china). Fue entender sus costumbres y su forma de ser. Entender por ejemplo que la forma de saludar ya es diferente, me acuerdo que uno de ellos se incomodaba si uno lo saludaba dándole la mano cada vez que llevaba a casa. No era de su cultura tener contacto físico cada vez que saludaba a alguien. Comparando con Colombia que somos afectuosos y estamos acostumbrados a saludar con besos.
Otras cosas que debía aprender era el uso de la lavadora y de cómo debía lavar la ropa de acuerdo al material y a los colores. También debía aprender a cocinar, el cual fue otro de los retos que debía enfrentar, pues no podía pasar toda la semana comiendo noodles y tampoco cenando afuera. Recuerdo alguna vez que estaba haciendo arroz y se me quemó la olla, hice que sonora la alarma de incendio del edificio, lo más chistoso mis flatmates se reían de la poca experiencia que tenia en la cocina. Ahora nos reímos juntos cuando nos acordamos de eso.
Después de haber vivido más de un año y medio en Nueza Zelanda han sido múltiples las cosas que he aprendido. Me he convertido en una persona más independiente, organizada, responsable y capaz de cualquier cosa. Ahora ya he aprendido a cocinar, ya he dejado de quemar más ollas. Me pone feliz recordar y pensar en todas las cosas que he aprendido en Nueva Zelanda. Creo que haber viajado a un país como Nueva Zelanda ha enriquecido mi vida extraordinariamente. He aprendido en un año y medio lo que probablemente me hubiera tomado muchos más en Colombia.